La Plaza de Toros de Jerez fue testigo
de la XLVI Fiesta de la Bulería. El acontecimiento, presentado por Pepe
Marín, que empezó a las 22.00 horas, finalizó a las 3.30 de la
madrugada dejando tras de sí cinco horas y media de puro espectáculo
flamenco. Este año, la Fiesta de la Bulería estuvo dedicada a las
entidades flamencas de Andalucía en agradecimiento al trabajo que
realizan. Se encienden las luces y aparecen ellas, Macarena Moneo, Ana de los Reyes, Rosario Soto, Rocío Vargas y Carmen ‘La del Mono’,
alrededor de una mesa que sostiene el compás por bulerías de las
cantaoras. Pepe Marín: “El flamenco se renueva cada año”. Así lo
pudieron comprobar los asistentes a la fiesta, cuando una niña con
apenas 4 años se arranca a bailar en el escenario dejando claro que el
arte corre por las venas desde que se nace.
La primera artista en solitario fue Argentina.
La onubense dio un repaso por algunos palos del flamenco como las
soleares por bulerías, cantiñas, seguiriyas, bulerías y cómo no,
fandangos de su tierra con los
que comenzó y terminó su actuación. Su voz es tan potente que cuando
cantó los fandangos sin micrófono retumbaba la plaza entera. La pureza y la sencillez del flamenco más antiguo vinieron con Manuel Moneo.
El cantaor fue el segundo artista de la noche y no quiso más
acompañamientos que el de una guitarra de la mano de Barullo Chico y el
silencio del albero. En la plaza
aún se oye un taconeo al más puro estilo jerezano, el de María del Mar
Moreno. Templanza, poderío, arte… No acudió sola sino rodeada de la
mejor compañía, que incluye en el cante a Joaquín Marín Flores ‘Quini de
Jerez’, Manuel de Malena y Antonio Malena. Aparecieron El Bo Y Fernando
Jiménez bailando al compás que marcaban los cantaores y demostrando que
el baile es de sentimiento y que no hay norma que lo regule.
Alegrías fue el palo que eligió Esperanza Fernández
para dar comienzo a su sesión en la Fiesta de la Bulería tras el
descanso. La artista sevillana, que derrochó arte por los cinco
sentidos, supo mostrar el lado más profundo de las seguiriyas y soleares
pero sin dejar de llevar al escenario la viveza de los tangos y de las
alegrías. Se cambió de tacones y se arrancó por bulerías demostrando que
es fiel a la herencia de sus raíces. Por último apareció Juan Moneo ‘El Torta’, con una voz rota
que resistió pero que visiblemente se veía afectada. Fueron muchos los
espectadores que ansiaban ver al jerezano entregado y con ese toque
gitano que él sabe dar a las bulerías. Finalmente ayudado por el agua
que refrescaba su garganta pudo terminar su actuación, para alguno de
los espectadores considerada demasiado corta.
Muchas personas marcharon antes del fin de fiesta, pero los que
estaban allí pudieron comprobar que fue todo un éxito. Las butacas
quedaron vacías, la plaza se levantó, todos querían ver de cerca a los protagonistas de la noche cantando y bailando por el palo típico y natural del jerez. Un año más la Fiesta de la Bulería se cierra consiguiendo que el amor hacia el flamenco siga creciendo.
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