domingo, 7 de abril de 2013

El Psoe sigue perdiendo punto:¿Y ésto cómo es posible?

Vaya por delante que soy militante socialista desde hace muchos lustros, o varias décadas si se prefiere, y lo que le sucede al partido me afecta personalmente porque he puesto buena parte de mi vida al servicio de su causa, que es también la mía.

El primer mazazo vino el fatídico 20-N -nunca a la izquierda le ha venido bien esa fecha- cuando el PP llegó al gobierno de la nación y el PSOE perdió más de cuatro millones de votos. Las primeras lecturas fueron relativamente autocomplacientes. “Hemos tocado suelo”, “la culpa ha sido de Zapatero”, “Rubalcaba no ha tenido tiempo”, así que por desgracia “nos toca pasar la travesía del desierto…”. Y he aquí que, entre el desaliento general, Rajoy comenzó a apretar las clavijas a las clases medias, a incumplir su programa electoral y a desmantelar derechos y servicios públicos propios de nuestro estado de bienestar. Eso que le llaman hechos objetivos, pero tan objetivos como que el PSOE en vez de recuperar parte de la confianza pérdida, desde entonces a esta parte ha perdido otros 6 puntos más.
 
¿Y ésto cómo es posible? Se preguntan la dirección federal y las regionales, sin encontrar una explicación clara. El teorema es algo así como <>, <>, <>, <>.
 
Y no se dan cuenta, quienes quieren mantener como un acto estatutario y de fe nuestra confianza en ellos mismos, que en la calle muchas personas están ya instaladas en el debate de presentar listas ciudadanas a las elecciones sin necesidad de Grillo alguno. En presentar el Partido, de los sin partido. Y si eso sucede, ¿qué?
 
Con una sociedad hastiada de los partidos clásicos. Con la sombra de la corrupción tapando cualquier buena gestión pública que se esté dando. Con partidos emergentes estilo UPyD o Ciutatans, con el crecimiento que ha experimentado IU, aunque yo piense que están cerca de su techo, y con la posibilidad más que real de esa aparición de Listas Ciudadanas. ¿Qué espacio queda para el PSOE?
 
Comunicadores clásicos en la esfera de la izquierda como Iñaki Gabilondo o Josep Ramoneda, o menosclásicos, como Nacho Escolar o Antonio Miguel Carmona, nada sospechosos, han reclamado al PSOE, con ‘urgencia’, una acción estratégica de amplio calado que dé la vuelta como un calcetín a la situación de desangramiento permanente que está conduciendo a un partido, que está más cerca del siglo y medio que del siglo, a su agonía más cruel. Y dentro de la organización mucha gente no nos resignamos a dejarlo morir. Aunque tengamos que pagar un alto coste de incomprensión por ello. 
Por Luis Salvador(Gaviota?)

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