domingo, 26 de enero de 2014

Reflexiones de Pepe Mejías

Este artículo no pretende generar simpatías. No pretende sonar bien en los oídos de la”gente crítica”, ni referirse a los desmanes de los políticos, los mercados, el gobierno municipal o los poderes “reales” de la ciudad. Pretende hacernos sentir incómodos.
Jerez es una ciudad que se mira el ombligo, una ciudad que quizá ante la mediocridad de su historia de logros político-sociales, quizá por su complejo de inferioridad ante su falta de capitalidad, trata de sacar cuello con proyectos estelares que siempre, por sí mismos, parecen ser el “motor” del futuro. Expresiones como “el milagro de Jerez” parecen apostar por ese resurgimiento definitivo que siempre buscamos. Sin embargo no valoramos iniciativas concretas que aportan valor, no las conectamos para generar sinergias, ponerlas al servicio de un proyecto común y dejar poso. Jerezanismo en estado puro.”Novelería”, como diría mi madre.
En el mundo de las organizaciones ciudadanas y los movimientos sociales se reproduce en cierto modo este modelo. Jerez ha tenido experiencias muy positivas en el plano de la acción social y ciudadana desde hace años. Sin ánimo de ser exhaustivo, sé que corro el riesgo de dejar en el tintero algunas experiencias importantes por olvido o ignorancia y no me retrotraigo a las luchas vecinales de los años 70-80 en La Asunción, San Juan de Dios o La Granja, porque superaría lo que da de sí un artículo, que ya de por sí me ha salido largo.
Jerez fue uno de las ciudades más activas en la defensa de la paz y del movimiento de apoyo a insumisos con plataformas de apoyo a jóvenes, alguno de los cuales llegó a entrar en prisión. Jerez tuvo una Plataforma del Movimiento 0,7 y contra la Deuda Externa que forzó la inclusión en el Presupuesto Municipal de importantes partidas para la solidaridad con otros países. Una de las primeras movilizaciones masivas en la ciudad fue organizada por la entonces potente y organizada Federación de Asociaciones de Vecinos Solidaridad, cuando la droga hacía estragos. Destacaron las Plataformas que reclamaron y consiguieron la reapertura del Teatro Villamarta o la construcción del Campus Universitario en terrenos militares. Jerez llegó a tener una Coordinadora de Centros de Educación en el Tiempo libre, de Educación en Valores, que agrupaba a 7 colectivos con centenares de niños, jóvenes y familias, que lograron doblegar el ataque municipal que pretendió privarles de las instalaciones públicas que utilizaban.
Jerez tuvo un Foro Social cuando surgió el Foro Social Mundial en Portoalegre, tuvo una Plataforma Antisaqueo que, mucho antes del 15M, planteo el tema de los privilegios de la clase política, tuvo grupos que denunciaron los abusos de las financieras, antes de que se descubriera la gran estafa bancaria de la deuda. Tuvo una revista que aglutinaba información y opinión sobre los movimientos sociales (Manifiesto). Nació una de las primeras experiencias en España de Proyecto Hombre, es la sede de Madre Coraje, iniciativas que aportaron una nueva concepción sobre el voluntariado en la acción social.
Más recientemente se creo una de las primeras redes de moneda social de España ‘El Zoquito’. Jerez es un de los núcleos más importantes de Intermon-Oxfam, que ha agitado la conciencia internacional con su reciente informe sobre la desigualdad en entre ricos y pobres en el mundo. Fue uno de los epicentros estatales del movimiento 15-M antes de su irrupción, como refleja el libro “Redes de Indignación y Esperanza”, de Manuel Castell, manteniendo una de las pocas asamblea activas del 15M en Andalucía. Fue protagonista del desahucio con más detenidos de España, en Caulina, manteniéndose en la actualidad el Colectivo Stop Desahucios y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. En Jerez está organizado uno de los cuatro grupos activos de ATTAC en Andalucía, una de las mayores Asambleas de Marea Verde o la Asamblea de Estudiantes de la UCA. La Plataforma en Defensa del Agua Pública ha logrado clavar una pica con la integración de varias pedanías en el Consorcio Público de Aguas de la Sierra. Incluso en el terreno institucional, aunque con mucha relación con el mundo social y asociativo, estuvieron el Centro de Profesores de Jerez, la Escuela Municipal de Animación Sociocultural, la iniciativas de Igualdad de Genero y el Programa de Hombres por la Igualdad o más recientemente la Oficina Municipal de Atención a la Discapacidad.
¿Por qué cuesta tanto que la lucha social sectorial se note más en Jerez y genere un clima de empoderamiento de más sectores ciudadanos?, ¿por qué no logramos incorporar a capas sociales sociales que en la actualidad viven los latigazos más fuertes de la crisis?
Conviene reflexionar, debatir con tranquilidad, compartir aprendizajes y tener una perspectiva crítica y autocrítica sobre lo que nos está pasando. Hay sin duda muchas razones, pero creo que una de las cosas que nos está pasando es que nos dejamos imbuir por nuestro jerezanismo atávico y no dejamos de mirarnos al ombligo de nuestra propia iniciativa, de nuestro propio proyecto, de nuestro propio problema sectorial. Tenemos un análisis de que la mayoría de los problemas tiene un origen común, pero no tenemos la actitud suficiente, ni la capacidad de trabajar eficientemente en común. ¿A que esperamos?, ¿a que acaben con todo ?, ¿ a terminar de entregar esta ciudad a los mismos de siempre ?, ¿ a que nuestros hijos queden definitivamente desterrados ?, ¿a seguir siendo un escaparate?, ¿a seguir imitando la pose de un “señorito” pero llevar los zapatos sucios?
Tenemos que seguir redoblando los esfuerzos para señalar los problemas concretos y defender todos y cada uno de nuestros derechos. Pero sin trabajar en común, si encontrarnos en el día a día, todas y cada una de las personas,los colectivos, las organizaciones, los proyectos en los que estamos, será mucho más difícil, si no imposible, que veamos resultados tangibles. No se trata de que “el resto” apoye “nuestra” lucha concreta, sino construir, caminar y luchar juntos, no ya por solidaridad con los demás, sino por egoísmo bien entendido, porque no solo nos apoyamos, nos queremos y nos cuidamos, sino que nos necesitamos para hacer algo en común y con fuerza. El respeto y la comunicación son necesarios para que podamos construir espacios, nos queda mucho que crear, que compartir, que luchar y tendremos que seguir haciéndolo en las calles y en todos los lugares donde estemos (trabajo, barrio, colectivo, cent ro educativo, familia y amigos, etc), también aquí en Internet.
Quizá solo después de vencer el shock; cuando se nos quite la cara de tontos, una vez que comprobemos que mientras cada uno trabaja por su cuenta y solo, nos han robado la cartera y la dignidad, entonces, quizá empecemos a señalar juntos y con fuerza a los culpables y a luchar, codo con codo, junto a los de nuestra condición, los de nuestra “clase”, los de “abajo”, el 99%, sin analizar el ADN de lucha de cada cual.
Cada momento en que no nos sentimos en poder de la verdad, cada vez que nos unimos a la lucha del que tenemos al lado, cada ocasión que buscamos para reconocer el trabajo del compañero, cada gesto de cuidado que damos a los que tenemos cerca, cada vez que nos callamos con humildad porque alguien aportó lo que pensábamos, estamos diciendo que ¡SÍ SE PUEDE!

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