Este artículo no pretende generar
simpatías. No pretende sonar bien en los oídos de la”gente crítica”,
ni referirse a los desmanes de los políticos, los mercados, el gobierno
municipal o los poderes “reales” de la ciudad. Pretende hacernos sentir
incómodos.
Jerez es una ciudad que se mira
el ombligo, una ciudad que quizá ante la mediocridad de su historia de
logros político-sociales, quizá por su complejo de inferioridad ante
su falta de capitalidad, trata de sacar cuello con proyectos estelares
que siempre, por sí mismos, parecen ser el “motor” del futuro.
Expresiones como “el milagro de Jerez” parecen apostar por ese
resurgimiento definitivo que siempre buscamos. Sin embargo no valoramos
iniciativas concretas que aportan valor, no las conectamos para generar
sinergias, ponerlas al servicio de un proyecto común y dejar poso.
Jerezanismo en estado puro.”Novelería”, como diría mi madre.
En el mundo de las organizaciones ciudadanas y los movimientos sociales se reproduce en cierto modo este modelo. Jerez ha tenido experiencias muy positivas en el plano de la acción social y ciudadana desde hace años.
Sin ánimo de ser exhaustivo, sé que corro el riesgo de dejar en el
tintero algunas experiencias importantes por olvido o ignorancia y no me
retrotraigo a las luchas vecinales de los años 70-80 en La Asunción,
San Juan de Dios o La Granja, porque superaría lo que da de sí un
artículo, que ya de por sí me ha salido largo.
Jerez fue uno de las ciudades más
activas en la defensa de la paz y del movimiento de apoyo a insumisos
con plataformas de apoyo a jóvenes, alguno de los cuales llegó a
entrar en prisión. Jerez tuvo una Plataforma del Movimiento 0,7 y
contra la Deuda Externa que forzó la inclusión en el Presupuesto
Municipal de importantes partidas para la solidaridad con otros países.
Una de las primeras movilizaciones masivas en la ciudad fue organizada
por la entonces potente y organizada Federación de Asociaciones de
Vecinos Solidaridad, cuando la droga hacía estragos. Destacaron las
Plataformas que reclamaron y consiguieron la reapertura del Teatro
Villamarta o la construcción del Campus Universitario en terrenos
militares. Jerez llegó a tener una Coordinadora de Centros de
Educación en el Tiempo libre, de Educación en Valores, que agrupaba a 7
colectivos con centenares de niños, jóvenes y familias, que lograron
doblegar el ataque municipal que pretendió privarles de las
instalaciones públicas que utilizaban.
Jerez tuvo un Foro Social cuando
surgió el Foro Social Mundial en Portoalegre, tuvo una Plataforma
Antisaqueo que, mucho antes del 15M, planteo el tema de los privilegios
de la clase política, tuvo grupos que denunciaron los abusos de las
financieras, antes de que se descubriera la gran estafa bancaria de la
deuda. Tuvo una revista que aglutinaba información y opinión
sobre los movimientos sociales (Manifiesto). Nació una de las primeras
experiencias en España de Proyecto Hombre, es la sede de Madre Coraje,
iniciativas que aportaron una nueva concepción sobre el voluntariado en
la acción social.
Más recientemente se creo una de las
primeras redes de moneda social de España ‘El Zoquito’. Jerez es un de
los núcleos más importantes de Intermon-Oxfam, que ha agitado la
conciencia internacional con su reciente informe sobre la desigualdad en
entre ricos y pobres en el mundo. Fue uno de los epicentros estatales
del movimiento 15-M antes de su irrupción, como refleja el libro “Redes
de Indignación y Esperanza”, de Manuel Castell, manteniendo una de las
pocas asamblea activas del 15M en Andalucía. Fue protagonista del
desahucio con más detenidos de España, en Caulina, manteniéndose en
la actualidad el Colectivo Stop Desahucios y la Plataforma de Afectados
por la Hipoteca. En Jerez está organizado uno de los cuatro grupos
activos de ATTAC en Andalucía, una de las mayores Asambleas de Marea
Verde o la Asamblea de Estudiantes de la UCA. La Plataforma en Defensa
del Agua Pública ha logrado clavar una pica con la integración de
varias pedanías en el Consorcio Público de Aguas de la Sierra. Incluso
en el terreno institucional, aunque con mucha relación con el mundo
social y asociativo, estuvieron el Centro de Profesores de Jerez, la
Escuela Municipal de Animación Sociocultural, la iniciativas de
Igualdad de Genero y el Programa de Hombres por la Igualdad o más
recientemente la Oficina Municipal de Atención a la Discapacidad.
¿Por qué cuesta tanto que la
lucha social sectorial se note más en Jerez y genere un clima de
empoderamiento de más sectores ciudadanos?, ¿por qué no logramos
incorporar a capas sociales sociales que en la actualidad viven los
latigazos más fuertes de la crisis?
Conviene reflexionar, debatir con
tranquilidad, compartir aprendizajes y tener una perspectiva crítica y
autocrítica sobre lo que nos está pasando. Hay sin duda muchas
razones, pero creo que una de las cosas que nos está pasando es que nos
dejamos imbuir por nuestro jerezanismo atávico y no dejamos de
mirarnos al ombligo de nuestra propia iniciativa, de nuestro propio
proyecto, de nuestro propio problema sectorial. Tenemos un
análisis de que la mayoría de los problemas tiene un origen común,
pero no tenemos la actitud suficiente, ni la capacidad de trabajar
eficientemente en común. ¿A que esperamos?, ¿a que acaben con todo ?, ¿
a terminar de entregar esta ciudad a los mismos de siempre ?, ¿ a que
nuestros hijos queden definitivamente desterrados ?, ¿a seguir siendo un
escaparate?, ¿a seguir imitando la pose de un “señorito” pero llevar
los zapatos sucios?
Tenemos que seguir redoblando los
esfuerzos para señalar los problemas concretos y defender todos y cada
uno de nuestros derechos. Pero sin trabajar en común, si encontrarnos
en el día a día, todas y cada una de las personas,los colectivos, las
organizaciones, los proyectos en los que estamos, será mucho más
difícil, si no imposible, que veamos resultados tangibles. No se trata
de que “el resto” apoye “nuestra” lucha concreta, sino construir,
caminar y luchar juntos, no ya por solidaridad con los demás, sino por
egoísmo bien entendido, porque no solo nos apoyamos, nos queremos y nos
cuidamos, sino que nos necesitamos para hacer algo en común y con
fuerza. El respeto y la comunicación son necesarios para que podamos
construir espacios, nos queda mucho que crear, que compartir, que luchar
y tendremos que seguir haciéndolo en las calles y en todos los lugares
donde estemos (trabajo, barrio, colectivo, cent ro educativo, familia y
amigos, etc), también aquí en Internet.
Quizá solo después de vencer
el shock; cuando se nos quite la cara de tontos, una vez que comprobemos
que mientras cada uno trabaja por su cuenta y solo, nos han robado la
cartera y la dignidad, entonces, quizá empecemos a señalar juntos y
con fuerza a los culpables y a luchar, codo con codo, junto a los de
nuestra condición, los de nuestra “clase”, los de “abajo”, el 99%, sin
analizar el ADN de lucha de cada cual.
Cada momento en que no nos sentimos en
poder de la verdad, cada vez que nos unimos a la lucha del que tenemos
al lado, cada ocasión que buscamos para reconocer el trabajo del
compañero, cada gesto de cuidado que damos a los que tenemos cerca,
cada vez que nos callamos con humildad porque alguien aportó lo que
pensábamos, estamos diciendo que ¡SÍ SE PUEDE!“
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