martes, 19 de febrero de 2013

El Verdugo del tercer mundo

Nada hay más triste que mirar los ojos de un niño
aferrándose  a la vida con sus manos
mientras trata de  exprimir el pezón seco de su madre.

Ver cómo se desprende la piel de sus huesos
mientras servimos el café de sobremesa,
y miramos de reojo las noticias
para no atragantarnos con la conciencia.

Siempre se puede cambiar de canal,
pero a estas alturas de la película
hay que tener mucho estómago
para poder digerir a la muerte
en todas sus versiones.

Se cuentan por millones los patíbulos
alineados perfectamente por las leyes
para que nadie dude de la honorabilidad
de sus verdugos.

A fin de cuentas, cada muerto
es un cero más que asciende
del infierno al paraíso
-fiscal para más inri-
(Carmen Jimenez) 
Que suerte de haber nacido en el primer o segundo mundo. Aqui me teneis con mis gemelitos preferidos. 

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