lunes, 15 de agosto de 2011

Un pensamiento de Juan Antonio Sagardoy


El pueblo llano ha acuñado desde hace siglos un dicho que compendia mejor que 1.000 libros la esencia de la responsabilidad: «El que la hace la paga». Sin embargo, y en general, estamos viendo que no es así por esa teoría perversa de que todo se paga con la pérdida de votos. No es ni puede ser así, por justicia y ejemplaridad. Y no me estoy refiriendo solo al ámbito civil y penal, sino a la responsabilidad moral de los gobernantes respecto a los gobernados. Aún estoy por ver que, tras un mandato irresponsable, el castigado en las urnas se dirija a los ciudadanos para pedirles perdón o comprensión por sus errores. Por el contrario, incluso por mandato legal, se le da al irresponsable, unas gabelas como coche, personal de confianza, pensiones, etcétera, que resultan incomprensibles. No solo no la paga, sino que se le paga por lo hecho.

Algo tenemos que hacer para que todo esto cambie. No sería malo, por elemental, que hubiera auditorías independientes al finalizar los mandatos. Si logramos que en la política se imponga la responsabilidad y desaparezca la impunidad, habremos quitado razón al duro alegato de Rusell.

Juan Antonio Sagardoy es vicepresidente del Foro de la Sociedad Civil

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