jueves, 18 de febrero de 2010

Narciso y Eco ( narrativa libre actual)


Narciso fue un joven muchacho(bien pòdìa ser un ex boys scout),que se creìa tan hermoso que hasta las deidades del Olimpo celaban su belleza.
Un dìa mientras tomaba agua en un estanque, Cupido fue enviado por los dioses para herirlo con unas de sus flechas. Asì fue como Narciso se enamoró de su propia imagen; tanto, que ninguna otra persona volviò a parecerle atractiva, aunque otras seguìan enamoràndose de èl y de sus ladrillos jacarandosos.
Eco(de ahì radio Eco) por su parte, tambièn había sido vìctima de un conjuro, la esposa de Zeus le habìa quitado el don del habla. Un dìa Narciso se acercò a Eco y le dijo: "lo tuyo no se va a areglar hasta que no me dejes de calentar" y claro Eco no le supo que responder no por falta de ganas sino porque ESTABA MUDO.
Eco llorò como nunca había llorado, toda esa tarde y también toda esa noche.
Tanto llorò Eco que por la mañana, al salir el Sol, su cuerpo se había secado y Eco transformado en una flor: la del cardo borriquero, que desde entonces crece en las orillas de los ríos reclinado sobre el agua como llorando a la espera que Narciso vaya a ver su imagen reflejada y viera el efecto que habìa provocado el dolor del rechazo. Eco sòlo querìa volver a su cuerpo y a su habla pero a Narciso no le conmovía la compasión de ex-compi.
Un dìa Narciso fuè a verse al estanque acompañado por su burrito y estaba tan ensimismado que se pinchò con el borriquero y ocurriò algo inesperado: no sòlo perdiò la voz tambien sino que cuentan que sus huesos adoptaron la figura de una piedra y puede que sea una muy parecida a la que vèis en esta rotonda chipionera de mi afoto. Y colorin colorado......

1 comentario:

tabajete dijo...

Este relato es de coña para decir que me gusta la gente accesible, amable, cercana, cálida y sin dobleces.
La gente que sonrìe sin mueca de cinismo.
No me gustan los soberbios Narcisos, ni los falsos indulgentes, ni los que utilizan su poderìo de forma gratuita para acallar a sus criticos en estos sòlo quiero de ellos una larga distancia, los quiero alejados por su corazón helado que le provoca quizàs el desayunar una naranja amarga.
Sòlo eso quiere decir mi metafòrico cuento-relato.