Para la poetisa Julia Bellido Itaca no está tan lejos

El colectivo Argónida ha tenido una feliz idea en este caluroso final de agosto, llevar la poesía no a un estrado de un hotel, de una sala de actos de una fundación, sino en la barra de un bar de copas. Se trata de la barra del bar Alfredo Copas en la avenida Lola Flores. En este ha acontecido un evento atìpico por completo en ese tipo de locales de bebida larga: a entrado la poesía y la mùsica clásica de un violonchelo y una flauta.
Dos poetas de Jerez: Dario y Julia se han puesto ajugar a las cartas. Una una sabrosa manita a las cartas donde no hubo ganador/a en la partida.
Hoy me centrarè en Julia pues la ví especialmente sensible con este gènero literario, poniendo su estilismo italiano en su libro " La decision de Penèlope".Mujer , segun me cuenta el presi Paco Camas, inquieta ya que forma parte del consejo de administración de una editorial jerezana llamada Azagaya.
Tan sensible que trabaja en Proyecto Hombre a nivel provincial como dice en su perfil del libro.
Esta noche Julia ha hablado con Ulises y le agradece el día en que le mostró su ciudad de una forma poètica. Os dejo su bello poema:


"Ulises, tu ciudad me mostraste.
Aquella noche azul e incandescente
la isla era una concha dibujada en un estero.
Reverberaba la sal
perfectamente blanca e inasible,
tan transparente y leve
como el sol ambarino de tus ojos.
Huía de ellos como se huye del mar
negando de tu nombre y de tu patria
el dolor de un dolor ya conocido.
Caminábamos a solas, a solas con la luz.
Ondulantes, serpenteando aceras,
sin calcular exactamente nuestros pasos.
Tus manos en el aire dibujaban mi nombre.
Presentíamos el mar, nos invadió sin saberlo
su límite tumultuoso, su negrura de tierra
su espuma estremecida, su raíz sin entraña.
La sal de su llanto secó nuestras heridas,
enjugó nuestra sangre convulsa y densa,
cosió sus bordes agitados
y penetró en nuestra piel
con un grito sordo, dulce y áspero.
Palpamos el salitre en nuestras bocas,
cuando la madrugada latía triste a nuestro lado,
abrasada y limpia.
Tú me volcabas palabras y besos
en ese lugar ignoto para todos los labios,
suave en el olor, palpitante en el tacto,
esa cruz señalada en el mapa de mi cuello
de la que sólo tú tienes constancia.
Y mientras el mar, la mar, el mar…
Soñé que amanecía
y tomaba el color inigualable de tus ojos."
En mis afotos unas pinceladas del buen rato pasado esta noche con amigos y amigas enganchados a la poesía que como decìa el Cantar de los cantares : “Guárdame en tu corazón
como tu sello o tu joya, siempre fija a tu muñeca”.