Siete días y más de 30 horas han sido necesarias para interrogar al
testigo principal de los cursos de formación. Teodoro Montes El turno de preguntas se
cerró con la defensa del exconsejero Ángel Ojeda –imputado junto con el que fuera responsable de Empleo Antonio Fernández–,
del que el funcionario aseguró que montó todo un emporio empresarial
gracias a los fondos logrados con la realización de los cursos. Según
explicó, el dinero destinado para las acciones formativas en general era
excesivo, pues a su juicio con una tercera parte menos hubiera bastado.
Esto permitió que algunas entidades y empresas que impartieron ciertos
cursos se hicieran ricos. La jueza Mercedes Alaya le reclamó todos los informes que haya realizado sobre estas irregularidades.
El jefe del departamento de gestión de la Formación Profesional
Ocupacional de la Junta en Sevilla, Teodoro Montes, continuó ayer con su
relato de irregularidades, que han puesto sobre la mesa de la
magistrada la que a buen seguro será la mayor macrocausa sobre corrupción
El jefe del departamento de gestión de la Formación Profesional
Ocupacional de la Junta en Sevilla, Teodoro Montes, continuó ayer con su
relato de irregularidades, que han puesto sobre la mesa de la
magistrada la que a buen seguro será la mayor macrocausa sobre corrupción.
El abogado de Ojeda, Juan Carlos Alférez, fue el encargado de realizar
ayer las preguntas al testigo –aunque la jueza y el abogado de Fernández
también puntualizaron algunas– al que reconoció que no conocía a Ojeda
personalmente, pero que era de sobra conocido, tanto por vías externas
como por la prensa, su vinculación con el PSOE y con la que fue
directora general de Formación, Teresa Florido, que es su cuñada. Para
el funcionario, según explicaron fuentes del caso, esto hizo que
recibiera un trato de favor que le permitió tener un «emporio», gracias a
los beneficios obtenidos con la formación.
Montes, tras ser cuestionado por el letrado por los motivos que le
hacen hablar de privilegios hacia las empresas de Ojeda, precisó que con
una intensidad «inusitada» se ha tratado de obtener por parte de
Prescal y demás empresas de Ojeda el mayor número de homologaciones
posibles, y en esto la influencia de Florido pudo ser clara. Esta
agilidad es la que denominó como un trato singular con respecto al resto
de entidades formativas.
El abogado le planteó entonces si el hecho de que las empresas de
Ojeda obtuvieran más cursos que otras se debía a que tiene más capacidad
para prestarlas dados los recursos invertidos en instalaciones,
materiales o personal. Sin embargo, la respuesta del funcionario fue que
para contestar habría que preguntarse si fue primero la gallina o el
huevo, pues a su juicio el emporio lo ha obtenido gracias a los
rendimientos obtenidos en la formación y por el trato recibido. Para
ello explicó como cuando visitó uno de los centros que Ojeda tenía en
Sevilla encontró numerosas deficiencias de homologación, por lo que de
ahí al entramado que actualmente tiene formado hay «un camino difícil de
justificar», no ya por la estructura, sino por el origen de esta, es
decir, los fondos públicos. A esto añadió que por el hecho de tener
varios inmuebles específicos no justifica el que reciba más acciones
formativas. Con dinero público todo es posible, dijo.
gastos inflados. En su declaración, Montes también hizo alusión a lo
bien pagado que estaban estos cursos por parte de la Junta, ya que a su
juicio se pueden realizar estas actividades con un tercio menos de la
cantidad con la que se les dotaba. Así, relató como las entidades tenían
varias vías para obtener beneficios con los cursos. La primera era
distorsionando el gasto y la cantidad necesaria de material, capítulo en
el que se producen bastantes irregularidades pues o no se daba el
material, se reutilizaba o se indicaban compras de cantidades
indigentes. Esta era la parte en la que la entidad obtenía más
beneficio, pues no siempre se justificaba. En este sentido, puso un
ejemplo unos cursos de carnicería donde una entidad proponía como
necesario miles de kilos más de carne para las prácticas de los alumnos
que otra. Se hicieron «ricos» quienes lo impartieron, llegó a afirmar.
La otra vía era la contratación de los monitores, pues se llegaba a
proponer al docente, «bajo cuerda», una cantidad irrisoria, que suponía
el pago de entre un 20 y un 25 por ciento de lo estipulado. En su
departamento llamaban «subnormal» a la entidad que no se quedaba con el
100 por ciento de lo otorgado.
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Teodoro Montes, antiguo responsable de la Formación Ocupacional de la Junta de Andalucía en Sevilla y principal testigo en las diligencias abiertas por la jueza Mercedes Alaya por presunto fraude en los cursos de formación subvencionados por la administración autonómica, siguió ayer dando sorpresas. La principal de ellas es que reconoció estar imputado por un juzgado de Coria del Río (Sevilla) por falsedad y suplantación de personas en relación a uno de los cursos para el empleo que debía supervisar. Pero también lo es que contara que alguien del juzgado de Alaya, sin identificar, fue quien le remitió a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) para que denunciara las supuestas irregularidades.
El funcionario declaró a la Guardia Civil por primera vez en agosto de 2013, varios meses después de haber sido imputado. Dijo que acudió al juzgado de instrucción 6 de Sevilla porque tras «seis o siete años esperando que alguien lo oyera», decidió subir a la puerta del despacho de Alaya para presentar denuncia. Fuentes del caso se extrañan que en el número 6 le remitieran a la Guardia Civil y no al juzgado de guardia. Montes vinculó el caso de los ERE con las irregularidades de los cursos en su declaración a la Guardia Civil, pero este miércoles negó esta relación ante la magistrada.
Dicha afirmación ante la UCO, que es la que dirige las investigaciones del caso ERE que instruye la jueza, hizo posible que esta abriera una causa por los cursos de formación. Hay once juzgados en Andalucía con diligencias abiertas por lo mismo.
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Montes declaró por quinto día consecutivo, esta vez a preguntas del letrado de la Junta, que ejerce la acusación particular. Sobre su imputación dijo estar satisfecho de ello porque se debe a que instó a tres jóvenes a denunciar irregularidades en un curso de unos supermercados en el habían suplantado sus nombres, descubriendo para su sorpresa que fue imputado por ello.
En otro momento, Montes llega a afirmar que existe «un trato especial de ciertos órganos judiciales con la Junta de Andalucía», lo que podría implicar una acusación de prevaricación. Lo hace tras admitir que un juzgado archivó su denuncia contra sus superiores por incumplimiento de otra sentencia a su favor sobre acoso laboral.
Denuncia del PP
Por otra parte, la diputada del PP Teresa Ruiz Sillero acusó al PSOE de ocultar que «ha firmado contratos mercantiles» y, por tanto, ha «hecho negocios» con las empresas del entramado del exconsejero socialista Ángel Ojeda, imputado por la juez Alaya en el caso de los cursos de formación. Se refiere al alquiler a un consorcio de la Junta de instalaciones de dos empresas de Ojeda para impartir cursos a trabajadores de Delphi en Cádiz.
El consejero de Educación, Luciano Alonso, respondió en un comunicado a Sillero que pregunte al antiguo jefe de compras de Ojeda, José Joaquín Amorós, que es concejal del PP en el Puerto de Santa María.
Periodico el sur
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