domingo, 14 de septiembre de 2014

«Allí mangaron mucho dinero» ex empleados de Delfi

Tener que devolver parte del dinero que percibieron por los cursos de formación provocaría la indignación entre los empleados de Delfi que se quedaron sin recolocar ¿Pedirnos dinero por los cursos? que se lo pidan al ladrón de Ojeda». Con esta lapidaria frase mastican los extrabajadores de la multinacional Delphi, cerrada en 2007, la posible petición que les haría la Inspección de Trabajo para que devuelvan prestaciones si se anulase la cotización a la Seguridad Social por los cursos de formación que recibieron entre los años 2009 y 2010.
La situación es surrealista. Los operarios, envejecidos y descreídos por los golpes recibidos por parte de los partidos políticos, administraciones y sindicatos «que nos traicionaron» en estos últimos meses, no saben qué pensar. Solo atinan a enfadarse, a elevar el tono, a hablar con claridad.
 
«Si eso acaba por ser verdad, nosotros iremos a la cárcel antes que Ojeda ¿Cómo nos van a pedir dinero? Que miren mi cuenta. Yo malvivo con 426 euros. No tengo nada. Que me encierren si quieren. Qué más me da». Manuel es uno de los más activos en la conversación. Su malestar es más que evidente. Está agotado de dormir fuera de casa, pero sobre todo «cansado de las promesas incumplidas de la Junta, del PSOE y de Izquierda Unida», apunta.
Los exDelphi continúan estos días con su encierro en el edificio de los sindicatos, en plena Avenida de Andalucía de la capital. Esta próxima semana comenzarán un nuevo calendario de movilizaciones para exigir una solución. Unos 500 ex empleados se quedaron sin cobertura económica de prejubilación ni fueron recolocados. Fueron los malparados del cierre de la factoría.

«Yo tengo 52 años. Nada más verme ya sé que no me van a contratar», explica José Ángel, otro extrabajador del encierro, que reconoce que su desesperación va en aumento. «Seguimos manteniendo la esperanza pero cada día es más difícil, juegan una y otra vez con nosotros», lamenta.
La simple hipótesis de que les llegue a casa una carta de la Inspección de Trabajo en la que se les exija la devolución de alguna cuantía económica les enerva. «Si eso termina pasando, la gente estallará. Sería lo último. No aguantamos más», auguran. De momento, el día a día de los exDelphi continúa monótono, gris, entre recortes de prensa que hablan de su situación y promesas incumplidas de la administración regional. «Susanita (por la presidenta de la Junta, Susana Díaz), tiene que cumplir con lo que prometió».
La última vuelta de tuerca a su situación llega ahora. Los cursos que recibieron los trabajadores de la multinacional deslocalizada fueron una tabla de salvación para los políticos. «Pero para nosotros solo fueron mentiras, nos obligaban a ir y a fichar hasta con un detector de huellas», recuerdan.
Antonio, otro de los empleados, hace sus cuentas. «En los primeros cursos nos pagaban 150 euros al mes en concepto de desplazamiento; en los cursos que nos dieron después, de electricidad, de soldadura, de mecánica, nos pagaron, pero todos sabíamos que eso era un chiringuito que habían montado algunos para forrarse», critican.
A los exDelphi no les queda mucho más aguante. Están dispuestos a lo que sea. «Cometeremos alguna locura, iremos a la cárcel antes que los que han robado o antes que Ojeda. Sostienen que todo el proceso negociador para el cierre fue una pantomima. «Todos los que estuvieron en esas reuniones tienen hoy las espaldas bien cubiertas», aseguran. Se sienten engañados. «Allí mangaron mucho dinero», zanja otro trabajador la conversación antes de encender un cigarrillo y suspirar profundamente. Los trabajadores están a punto de estallar. Su paciencia se ha agotado.

No hay comentarios: