domingo, 17 de agosto de 2014

¿Dónde está «Tato»?


Me duele especialmente que sea un compañero del Servicio FPE 
malagueño  el cuestionado .
Os dejo la noticia del abecé
 «¿Dónde está «Tato»?» Esta pregunta que recuerda a uno de esos juegos en los que hay que buscar a un tipo entre una «ensalada» de personas es la que se habrán formulado muchos alumnos de los cursos de formación supuestamente fraudulentos que investiga la Policía Nacional en el marco del «caso Edu». F.J.T.M., alias «Tato», es un técnico de la Administración autonómica cuyo proceder ha despertado grandes recelos entre los responsables policiales.

Empleado de la Junta, parece al típico personaje que en este tipo de operaciones pone la nota pintoresca. Encargado de controlar y hacer seguimiento a los cursos, no solo brillaba por su ausencia, sino que los investigadores han descubierto extrañas relaciones con los administradores de las empresas beneficiarias de las subvenciones.
Sin duda alguna, durante los centenares de declaraciones recabadas por los responsables del caso «Tato» es el nombre más pronunciado. En la mayoría de los casos, para denotar que estaba desaparecido durante el desarrollo de los cursos; en otras, para supuestamente hacer de «cortafuegos» del malestar de los alumnos que se sentían engañados.
Un profesor que impartió clases en la empresa «A.F. Salamar S.L.» relató que, «cuando fue requerida la presencia del «Tato», se excusó diciendo que había muchos cursos y pocos inspectores. No apareció en todo el curso».
Esta versión contradice la de las personas vinculadas con los responsables de las academias, aunque los agentes consideran que son interesadas porque «se ha podido saber que al parecer mantiene relaciones de amistad con los administradores de las empresas». Un hecho que «pudiera haber influido en la tramitación de sus expedientes».
Los investigadores relatan un caso de «contratación vinculada» supuestamente realizada por la Asociación Axárquica para la Formación y el Empleo, a cuyo frente se encuentra un histórico militante socialista de Vélez-Málaga, P.A.V. Las pesquisas han revelado que la formación la prestó una sociedad representada por su hijo, E.V.L., por un importe de 19.800. «Ni ocultan siquiera que ambas empresas tienen el mismo domicilio social», advierte la UDEF.
Pues bien, «Tato» no aprecia en su labor de seguimiento el grado de vinculación entre las partes o algo tan simple como que las dos empresas estén domiciliadas en el mismo sitio. «Obviamente, esto nos lleva a considerar cierto dolo en la dejadez del control de las subvenciones concedidas», afirman los investigadores, que concluyen que «la relación y el ánimo de «amasar» el dinero subvencionado en el mismo entorno familiar resulta evidente».

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