Se
confirma la única razón que movió al
Equipo de Gobierno Popular, para vender Ajemsa; la de hacer “caja fácil” para invertir en campaña electoral, a
sabiendas de la difícil situación que vive la ciudad y de la hipoteca que
supone a todos los jerezanos, un pago extra que montará más de cuatro mil
euros, en los próximos 25 años.
A solo un
año de la privatización de Ajemsa, las consecuencias negativas para Jerez se
hacen notar de forma sustancial. “Aun no es nada con lo que nos espera, es solo
la punta de un enorme iceberg que nos llevará al naufragio a todos los
ciudadanos”.
Para esta
Coordinadora, los daños se apuntan en distintas vertientes:
Menos calidad del servicio en general: se han
dejado de cubrir trabajos de mantenimiento cotidianos que antes se ejecutaban
desde Ajemsa, directamente a los usuarios y han centralizado operaciones de
cobros, recobros y trámites ordinarios, de forma que los jerezanos tienen que
desplazarse más y hacer grandes colas, en una oficina mal ubicada, con
problemas de acceso y aparcamiento.
Pérdida de empleo y de derechos
laborales: esta
privatización se ha cobrado ya varios
puestos directos de trabajo y ha provocado regulaciones de empleo en
empresas con servicios de mantenimiento subcontratado con Ajemsa. Se han cargado el Convenio Colectivo
conseguido por la plantilla, durante décadas, para acabar en el Convenio Marco
Nacional de Aguas, a mucha distancia del existente y que no llega ni a
mileurista. Además de no reconocer el
obligado Plan de Pensiones, como tal.
Aumento de los recibos: la carga de imposición de pago a los
ciudadanos en la “factura del agua”, ha
supuesto el 25% de incremento, desde que la señora alcaldesa iniciara el
proceso de privatización, a principio de 2012, por lo que una familia media de cuatro miembros que pagaba habitualmente unos 55 –
60 euros, no consigue actualmente bajar de los 80 euros. Primero fue una
subida de la recogida de la basura domiciliaria del 50%; más tarde una subida a
todo el recibo del 3,4%, sin justificación técnica de equilibrio de costes
reales, como antesala generosa, a la firma de la licitación con la empresa
privada; el pago obligado del IVA a conceptos que antes por ser pública, no se
imponía, sobre alcantarillado y depuración de las aguas y por último la subida
del IPC del 2013, a partir de enero del 2014.
Deshumanización del servicio: el trato o relación con los usuarios, convertidos desde la privada en meros clientes, se ha deformada considerablemente, hasta el punto de perderse la cercanía entre sus operarios y la ciudadanía y deteriorarse su imagen, hasta el extremo de haberse dado casos de amenazas o aptitudes agresivas y violentas hacia su plantilla, sobre todo en los que hacen tareas de procesos de corte de suministros por débito. En este proceso, los cambios han sido muy bruscos y donde antes los avisos, así como los aplazamientos eran repetitivos y persuasores, por teléfono y con visitas a los domicilios; ahora, la empresa privada, ajustándose a norma, solo espera los quince días previstos y ejecuta sin miramiento
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